“La única alternativa en estos momentos es utilizar medicamentos que ya existen para ver si tienen efectos en este virus”

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Cerca de un millón de contagiados y más de 50 mil muertes ha dejado el coronavirus, SARS Cov2, alrededor del planeta. El nuevo virus, que provoca la enfermedad de Covid-19 y cuyo origen se localiza en la ciudad de Wuhan, China, está siendo exhaustivamente estudiado por diversos grupos científicos que apuntan a lograr cuanto antes una droga para su tratamiento, y tal vez más adelante una vacuna que logre detenerlo. Sobre estos avances y las características de este coronavirus que mantiene paralizadas las grandes ciudades del mundo, habla en la siguiente entrevista el académico de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, Mario Chiong.

Bioquímico y doctor en Farmacología, investigador del Centro de Estudios Avanzados de Enfermedades Crónicas (ACCDiS) y miembro del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular, Mario Chiong, ha estado involucrado a través de ACCDis con el estudio de la Enzima Convertidora de Angiotensina 2 (ECA2), proteína del cuerpo humano -que hoy se sabe-, el virus reconoce y a la cual se ancla para poder actuar. “En la cavidad nasal hay células que son muy abundantes en esta proteína. Por lo tanto, cuando el virus es inhalado por las personas, el primer lugar al que llega es a la cavidad nasal. Y es ahí donde éste se reproduce en las células”, detalló el académico.

Junto con conocerse las características y la forma en cómo infecta al cuerpo humano, a poco más de tres meses de la aparición de este nuevo coronavirus, se sabe también que es muy parecido genéticamente hablando en secuencia a uno que ya existió anteriormente y que provocó la epidemia Síndrome Respiratorio Agudo y Grave, SARS en 2003, provocado por el virus SARS CoV, el cual tuvo una expansión que duró ocho años y desapareció alrededor del 2010, año en que fue totalmente erradicado del mundo.

¿Qué diferencia tenía el SARS CoV1 con este nuevo coronavirus?

La principal diferencia es que producía una enfermedad que era mucho más aguda y grave, la mortalidad era superior al 10 por ciento, sin embargo, por la gravedad de la enfermedad los pacientes rápidamente desarrollaban un cuadro de insuficiencia respiratoria que los llevaba al hospital, y eso hacía que el virus no se dispersara mucho. En cambio, el virus actual es bastante parecido, produce el mismo cuadro de insuficiencia respiratoria, pero produce una sintomatología mucho más suave, de hecho, hay personas que cursan el cuadro totalmente asintomáticos.

En Chile, por ejemplo, de acuerdo al análisis de los primeros 900 casos, se muestra que solo el 9 por ciento de esas personas desarrollan fiebre, la mitad desarrolla tos con algunos dolores de cabeza, con muy pocas personas también desarrollando dolor muscular, que era la característica que se había anunciado como sintomatología original del virus. Este virus al producir una enfermedad más suave, o en casos totalmente asintomática, hace que su dispersión sea mucho más elevada, y eso lo hace muy difícil de controlar.

En términos de transmisión hay bastante información circulando, ¿de qué tenemos certeza hoy al respecto?

El único mecanismo de transmisión que está científicamente comprobado es a través de las gotitas de saliva, que se producen cuando las personas tosen o estornudan. Estas gotitas se dispersan por el aire, llegan a la cara o a las manos de las personas que están cercanas -hablamos de una cercanía de un metro, hasta un metro y medio-, y estas gotitas que portan el virus, entran a las vías respiratorias de las personas.

Se ha descrito que el virus también se encuentra en las heces y la orina de las personas infectadas, pero hasta la fecha no se ha descrito que éstas se puedan contaminar a través de esos mecanismos. El virus también se ha detectado en superficies que han estado en contacto con personas enfermas, por ejemplo, se ha encontrado en hospitales donde hay pacientes enfermos. Y se han reportado muestras que dan positivo para el virus, es decir, partículas virales que son viables y que son capaces de infectar células en cultivos, y por lo tanto, son virus que son potencialmente infecciosos.

Este virus es uno de los virus que tiene gran resistencia en superficies. En acero, plástico y vidrio, el virus puede perdurar entre 24 y 72 horas dependiendo de las condiciones ambientales. Y estas son partículas virales infectivas.

Este virus es catalogado como altamente contagioso, ¿por qué y de qué manera este infecta a las personas?

Lo que se sabe es que cuando uno compara este coronavirus con otros, este produce una concentración en la cavidad nasal, mil veces superior al menos, que los otros coronavirus, de tal manera que cuando una persona tose, libera mucho más virus que los otros hacia el medio ambiente a través de las gotitas de saliva, y eso explica por qué es tan contagioso.

Luego, ese virus viaja hacia el tracto bronquial y llega finalmente al pulmón, donde infecta algunas de estas células, produciendo un estado de inflamación agudo a nivel pulmonar. Ahí es donde el cuerpo en su afán de destruir el virus, monta toda una respuesta inmune contra éste, pero no es específica, y al tratar de destruir el virus también ataca células normales. Toda esta destrucción exacerbada produce el cuadro de neumonía que lleva a la insuficiencia respiratoria, que cuando es muy grave puede llevar a la muerte del paciente.

Se sabe que la enzima receptora del virus, ECA2, se encuentra en las vías respiratorias y en otras zonas del cuerpo, ¿cuáles serían éstas?

En el corazón, en el intestino y en los riñones. Entonces, cuando las personas se infectan, en un 40 por ciento sufren cuadros intestinales, porque este receptor se encuentra en el intestino, y también asociado con este cuadro intestinal sufren diarreas. Este virus también afecta al corazón, porque la ECA2 está en el corazón de las personas, de hecho las personas que tiene mayor mortalidad son las personas que tienen enfermedades cardiovasculares.

¿En términos de mortalidad cómo afectan las comorbilidades y la edad de los pacientes en caso de contraer la enfermedad?

Una persona sana tiene un 0,2 o 0,3 por ciento de mortalidad, en cambio una persona que tiene una enfermedad cardiovascular, la mortalidad se eleva al 15 por ciento. En las personas que tienen asma u otras enfermedades respiratorias, la mortalidad se eleva a 5 por ciento.

En el caso de los adultos mayores, tienen un sistema inmune más disminuido y por lo tanto tienen menos herramientas para atacar el virus, destruirlo y eliminarlo. Segundo, los adultos mayores tienen más comorbilidades, entre ellas, la hipertensión arterial es más frecuente en adultos, la insuficiencia cardíaca, la diabetes. Debido al aumento de las comorbilidades los adultos mayores son particularmente sensibles al ataque del virus.

Estos días se describieron dos variantes del virus en Chile, ¿podría explicar qué significa eso?

En Chile hay descritas dos variantes: hay una que es la que viene de Wuhan, China, y otra cuyo origen sería europeo. La enzima de este virus -RAN polimerasa/ RNA dependiente- comete errores cuando hace copias, no es 100 por ciento fidedigna. Entonces, cuando comete un error, el virus original ya no es igual al virus nuevo. Eso no significa que la modificación vaya a cambiar la infectividad del virus, porque muchos de esos cambios son silenciosos, no producen un cambio en la estructura del virus, pero sí se usan como un marcador de la filogenia, para ver de dónde viene el virus.

El que sean variantes distintas, ¿no quiere decir, por ejemplo, que hay una más letal que otra o que tendríamos que buscar drogas distintas para el tratamiento de cada una?

No sabemos. En el caso de otros coronavirus, por ejemplo, muchas de sus variantes ocurren sin cambios en la estructura proteica del virus, por lo tanto, no tienen ningún efecto en su infectividad ni su resistencia, sino que simplemente da cuenta de una variabilidad genética del virus para hacer un análisis de distribución a nivel global. Ahora, pudiera ser que tuvieran algún efecto.

En términos de medicamentos para tratar a los pacientes, y dado esta gran similitud con SARS CoV1, ¿se están buscando drogas que fueron anteriormente utilizadas para ese virus?, ¿qué tan posible es encontrar una droga para tratar el virus en el corto plazo?

Todos los medicamentos que se están probando ahora habían mostrado actividad contra el SARS. El problema es que este virus no es exactamente el mismo, entonces hay que repetir todos los ensayos.

Actualmente la OMS lidera un estudio, llamado Estudio Solidaridad, que busca probar cuatro medicamentos a nivel mundial, y estos son: Cloroquina e Hidroxicloroquina, Remdesivir -utilizado para el Ébola-, el otro es una mezcla de dos drogas utilizadas al comienzo del tratamiento VIH, Ritonavir-Lopinavir, y el cuarto es el Interferón Beta, que es un estimulador de la respuesta inmune, que en este estudio se va a usar en combinación con Ritonavir-Lopinavir.

Estamos contra reloj, este es un virus nuevo y es imposible pensar en diseñar un medicamento nuevo en meses, la única alternativa que tiene la comunidad científica en estos momentos es utilizar medicamentos que ya existen para ver si tiene efectos en este virus. El Remdesivir que se usó para Ébola se probó in vitro y funcionó, lo que no se sabe es si en pacientes va a funcionar, lo mismo las mezclas que se probaron también funcionaron in vitro, tenemos que ver si en pacientes funcionará, eso es lo que se pretende hacer en este estudio

¿Y las posibilidades de una vacuna son aún muy lejanas?

Lo primero que hay que hacer en este tipo de casos es demostrar que la vacuna es 100 por ciento segura, y para eso tienes que tomar personas sanas, ponerles la vacuna y demostrar que esa vacuna no hace nada en esas personas. Esos estudios se están haciendo ahora, pero no demuestran que la vacuna es efectiva. Para demostrar que es efectiva, tienes que tomar personas que son susceptibles a enfermarse, darles la vacuna y esperar a ver si se enferman o no, y eso compararlo con otro grupo que no ha recibido la vacuna. Eso va a tomar meses.

Respecto a las medidas de aislamiento que se han tomado en el país para frenar el avance del virus, ¿deberíamos seguir avanzando en mayores restricciones?

Así es. Si uno quisiera ponerse estricto, debiéramos llegar al “Método chino”, que es cuarentena total y estricta para detener la enfermedad, que está demostrado que funciona. Pero eso va a traer consigo una serie de consecuencias económicas para el país, y no somos un país rico, entonces, dado que hay cosas que no se pueden hacer es que estamos en una situación intermedia, intentando controlar los focos de la enfermedad mediante cuarentenas localizadas.

Respecto al examen, que es otra medida importante que han tomado países donde las estrategias han sido exitosas, ¿es muy costoso?, ¿requiere mucha tecnología o recurso humano que no tenemos?

Hay dos tipos de exámenes que están en estos momentos disponibles para el coronavirus, uno que es el universalmente aceptado, que es el PCR, el cual detecta el material genético del virus. Este examen permite detectar personas totalmente asintomáticas, personas que son portadoras del virus, aun antes de desarrollar la sintomatología. El problema es que requiere un equipo no es barato y una infraestructura que no es común. Como es tan sensible la detección, es muy susceptible a la que la muestra se contamine, no es un examen habitual. Además, el método no es instantáneo, demora horas.

El otro método -el test rápido- es detectar los anticuerpos, que el cuerpo fabrica contra el virus, pero el cuerpo humano demora de cuatro a seis días en fabricar los anticuerpos, y, por lo tanto, cuando la persona da positivo es porque la persona estaba enferma hace seis días atrás.

Considerando que es crítico testear y que hay cuestionamientos a las cifras que se entregan sobre realización de test, ¿usted sabe en este momento cuántos exámenes de PCR se pueden hacer hoy en Chile?

Los datos que los especialistas manejan son los siguientes: el sistema público podría hacer o está haciendo del orden de 3.800 y están funcionando relativamente a máxima capacidad, y esto estamos hablando de Arica a Punta Arenas. Sin embargo, a esta red básica, se han sumado ahora instituciones públicas, universidades y centros de investigación, que disponen del equipo y también del personal que sabe usar los equipos y eso podría elevar la cantidad de análisis en aproximadamente unos 5 mil test más diarios. Chile estaría en estos momentos en condiciones de hacer alrededor de 8 mil a 8.500 análisis de PCR al día. Sin embargo, no todos los equipos en instituciones públicas se están usando para el análisis, porque hay un problema logístico del acceso a esos equipamientos y de los insumos que es necesario tener para echarlos andar. Chile no es un fabricante de estos insumos, tiene que importarlos todos.

Respecto a la tasa de test comparada con otros países, ¿sería suficiente esa cantidad de testeo?

Yo diría que con 8 mil estamos en un buen pie.

Por último, se sabe que la mortalidad en relación a este virus depende también -entre otras cosas- de la capacidad de los sistemas de salud para atender oportunamente a los pacientes. ¿Cuál es el panorama que usted ve en el caso chileno?

Voy a ser optimista en esta respuesta. Todas las medidas que se están tomando en este momento a nivel del gobierno apuntan a tratar de disminuir los casos de contagio nuevos, para tratar de aplanar la curva de la enfermedad, tratar de que sean los menos casos diarios. En ningún momento creo que lo vamos a llegar a frenar, pero sí disminuir considerablemente el número de casos nuevos, de tal manera que el número total de casos nunca sea superior a la cantidad máxima de camas disponibles que tenemos. Si llegamos a esa condición ideal, vamos a poder atender a todos los enfermos de coronavirus que necesiten atención clínica urgente. Si eso pasa, nuestras tasas de mortalidad debieran mantenerse del orden del nivel mundial. No superior al 3 por ciento.

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